Biografía

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Sender, Ana

Lloré por primera vez hace cuarenta años, en una ciudad de la periferia de Barcelona. Un tiempo después olvidé cómo llorar y cómo hablar. Lo que sí recordaba era cómo dibujar, así que dibujaba las palabras que no me salían y las lágrimas y los gritos que me había tragado. Y también soles, brujas, casas, princesas y monos. Eso fue hace mucho tiempo y ahora solo me olvido de hablar a ratos y he aprendido a llorar de muchas maneras diferentes. Incluso he inventado algunas nuevas, por ejemplo haciendo el pino.