Mis inventos

Nikola Tesla (1856-1943) fue un profeta de la era electrónica. Sus investigaciones sentaron gran parte de las bases de los sistemas eléctricos y de comunicación modernos, y entre sus impresionantes logros figuran el desarrollo del sistema eléctrico de corriente alterna, la radio, el transformador de bobina de Tesla, la transmisión inalámbrica y la iluminación fluorescente. Las investigaciones de Tesla fueron tan revolucionarias que muchos de sus contemporáneos no las entendieron y se atribuyen injustamente sus innovaciones a otros científicos. El científico visionario se sincera en este volumen, publicado originalmente como una serie de seis artículos en la revista Electrical Experimenter. Tesla relata su infancia en Croacia, su educación y trabajo en Europa, su colaboración con Thomas Edison y sus posteriores investigaciones. Escritas con ingenio y brío, estas memorias ofrecen una visión fascinante de una de las grandes mentes de la ciencia moderna.

La Experiencia contemplativa

En la mística, la filosofía y el arte

¿A qué nos referimos cuando hablamos de experiencia contemplativa? ¿Pode-mos definirla o tan solo podemos acercamos a ella desde los límites y las paradojas del lenguaje? ¿Sabemos distin-guir entre contemplación y meditación? ¿Es la experiencia de Unidad la que nos abre al asombro, desvelando y revelán-donos el legado de las fuentes de sabiduría? Este libro es una invitación a abrazar la diversidad desde donde aproximarnos a estas y otras preguntas. Porque, más allá de la experiencia, sea esta inducida o espontánea, su cultivo consciente nos lleva hacia la dimensión contemplativa del ser humano; ser en plenitud desde un compromiso ético y espiritual. Once expertos nos invitan a adentrarnos en estos temas, con rigor y pasión, desde la riqueza de la multiplicidad de lenguajes y experiencias. Sus textos nos acercarán al legado espiritual transcultural a través de tres vías del saber profunda y esencialmente humanas: la mística, la filosofía y el arte.

Nikola tesla (Obelisco)

Ni Marconi inventó la radio ni Edison la luz eléctrica. Se las robaron a Nikola Tesla, el mayor inventor de todos los tiempos. Obra suya son la corriente alterna, los motores eléctricos, las bombillas, los robots, el control remoto, el radar, el microondas, el microscopio electrónico, la diatermia, los misiles, el acelerador de partículas…, así hasta 700 patentes. Pero su proyecto más ambicioso chocó con la codicia humana. Quiso iluminar la Tierra con electricidad libre, gratuita y sin cables. Aseguraba saber cómo conseguirlo, pero no encontró ningún magnate dispuesto a financiar un sueño que funcionaría sin contadores y no reportaría grandes beneficios económicos. Desde ese momento, lo silenciaron. Le tacharon de loco. Y aquel que había enriquecido a tantos acabó solo y pobre. Había nacido en un mundo movido por el vapor y alumbrado por el gas. Él lo cambió para siempre. Lo encendió y lo puso en marcha con el ímpetu de los electrones. Pero sigue sin aparecer en la mayoría de los libros escolares. ¿Podemos decir que fue un santo? Murió virgen —no se le conocieron amantes— y mártir por culpa de la mezquindad de los poderosos y el olvido de todos. Una historia muy triste. Va siendo hora de que Nikola Tesla ocupe en nuestro imaginario el lugar que merece.