Nací en Barcelona en 1964. Cuando era pequeña mi madre hacía yoga, a mí me parecía un poco extraño. Tuve que crecer para interesarme por el yoga y, con más de 30 años, empecé la formación para ser profesora. Desde entonces, el yoga me acompaña siempre y me ayuda a llevar una vida sencilla y bonita. ¿Pero es necesario hacerse mayor para descubrir el yoga? No, me parece que no hace falta; por eso he escrito este cuento. Estudié traducción e interpretación. Aunque he estudiado lenguas, soy una enamorada del silencio.