Salida del laberinto

Una trayectoria intelectual

En la enorme variedad de culturas y formas de vida, toda existencia humana ha sido —y sigue siendo—, en términos religiosos o profanos, consciente o inconscientemente, un intento, un experimento, una apuesta por salir del laberinto que es la vida humana misma. Pero es importante no olvidar, como subrayaba Michel Foucault, que «el laberinto, más que el lugar donde uno se pierde es el lugar de donde uno siempre sale perdido». De algún modo, el persistente deseo de salir de él ya es la salida. De un modo muy parecido a lo que sucede con el mito del paraíso encontrado, el engaño supremo que, con miles de imágenes y patrañas, esconde el laberinto de toda existencia humana es la creación de un falso autoconvencimiento según el cual uno ya ha salido. Entonces, con una especie de ficticia inmunidad entre ingenua y pretenciosa, uno cree que ya se encuentra más allá de las pruebas, de las trampas, de los miedos, de las ilusiones que, por suerte o por desgracia, positiva o negativamente, suelen ser la materia prima y más visible de la vida cotidiana de hombres y mujeres. In statu viæ, empero, la salida verdadera y real del laberinto que es siempre nuestra experiencia concreta nunca deja de ser un interrogante con respuestas, si las hay, que no son sino nuevas preguntas con renovadas respuestas-preguntas.

Conceptos fundamentales de antropología y religión

Edición de Ignasi Moreta

Este libro reúne 34 artículos de enciclopedia redactados por Lluís Duch para la Gran enciclopedia catalana, para Conceptos clave de la antropología cultural, de Ángel Aguirre, y para Conceptos fundamentales del cristianismo, de Casiano Floristán y Juan José Tamayo. La compilación de estas colaboraciones en un solo libro da lugar a una obra coherente y homogénea: una suerte de dicciona­rio de antropología y religión o, si se prefiere, de antropología de la religión. Todo artículo de enciclopedia tiene, obviamente, una finalidad eminentemente divulgativa, y los de Duch reunidos en este libro no son ninguna excepción. Sin embargo, en casi todos los textos es per­ceptible el sello propio del autor. No nos encontramos ante un mero divulgador, sino ante un investigador de primer orden que ha acepta­do ofrecer resúmenes de primera mano de conceptos que estudió con la máxima profundidad y ambición.